México 86


En un principio, Colombia era el país elegido para albergar la sede del mundial 86. Sin embargo, el gobierno colombiano se vio obligado a rechazar la concesión por la imposibilidad de cumplir con los requisitos estipulados por la FIFA. Ante la espantada de Colombia se buscó la alternativa más fiable. México tenía la experiencia del mundial del 70 y poseía las infraestructuras adecuadas para celebrar la cita con garantías. Además, de esta forma se mantenía la tradición histórica de alternar las sedes entre América y Europa.


El mundial de México 86 va exclusivamente ligado al nombre de Diego Armando Maradona. El "Pelusa" regaló al planeta la que sin duda es la mejor actuación individual de la historia de la Copa del Mundo. Se podría decir que él solito se las ingenió para ganar aquel campeonato. Maradona hizo suyo el mundial y se instaló para siempre en el Olimpo de los dioses.

Tras el esperpéntico formato del 82, la FIFA decidió eliminar la segunda fase de grupos y recuperar las tradicionales eliminatorias a partido único. Tras la liguilla inicial, los dieciséis mejores pasarían a jugar los octavos de final. El formato fue un éxito y a día de hoy se mantiene intacto.


España se presentó en México con una generación de jóvenes futbolistas que de alguna manera empezarían a cambiar el rumbo de la selección española en el futuro. Los Zubizarreta, Míchel, Julio Salinas o Butragueño fueron una inyección de aire fresco para una España que futbolísticamente andaba a la deriva. En un complicado partido de estreno ante la potente Brasil de Zico, la selección no sólo dio la cara sino que mereció como mínimo el empate. En el minuto 54, Míchel enganchó un disparo perfecto desde la frontal del área que pegó en el larguero y botó claramente dentro de la portería (foto). Sin embargo, el colegiado australiano Cristopher Brambridge no dio validez al tanto. Minutos después, Sócrates aprovechó un rechace para darle a Brasil la victoria (1-0). España iniciaba un mundial más perdiendo.


El segundo partido del grupo despertó viejos fantasmas. Llegaba Irlanda del Norte, con sus chanclas y sus cervezas, dispuesta a repetir la hazaña del mundial 82. Pero Butragueño y Julio Salinas se encargaron de finiquitar el choque a las primeras de cambio. No hubo sorpresa y España venció 2-1. El tercer y último partido de la primera fase fue un paseo para los hispanos. 3-0 ante Argelia y el merecido pase para octavos en el bolsillo.


En el grupo A, italianos y argentinos se enfrentaron en un partido que creó gran expectación. Maradona era el indiscutible crack mundial pero aún tenía la cuenta pendiente de brillar en una Copa del Mundo. La vigente campeona, Italia, era una piedra de toque inmejorable. Maradona cuajó una gran actuación y marcó un soberbio tanto acariciando la pelota ante un portero italiano que hizo de privilegiado espectador (foto). El partido terminó en empate (1-1), pero Argentina demostró que no estaba en México de vacaciones.


Otro de los enfrentamientos más interesantes de la primera fase fue el que disputaron Francia y la URSS. Los franceses se habían ganado a pulso su condición de favoritos al título. Eran los actuales campeones de Europa y su fútbol seguía maravillando a medio mundo. A los Tiganá, Giresse y Platini se le sumaba ahora un joven jugador de mucho talento como Papin. Enfrente se encontraba una poderosa selección soviética comandada por dos de los mejores delanteros del mundo: Oleg Blokhin e Igor Belanov. Este último ganaría en diciembre el balón de oro al mejor jugador europeo del año. El partido terminó en empate (1-1) con goles de Luis Fernández y Rats. Ambas selecciones se clasificaron para los octavos de final.


Por último, cabe destacar el sufrimiento de la selección alemana para clasificarse en su grupo. Comenzó empatando ante la Uruguay del "príncipe" Francescolli, para después vencer con dificultades a Escocia (2-1) y ser derrotada en el último encuentro ante la gran revelación del mundial: Dinamarca (foto). Los daneses dieron un repaso a la Mannschaft venciendo por 2-0 con goles del pequeño Jesper Olsen y el suplente Eriksen. Dinamarca tenía en Laudrup y Elkjaer Larsen a sus mejores jugadores y pronto se convirtieron en una de las selecciones con más adeptos gracias a su juego alegre y vertical.


En los octavos de final Francia se cargó a Italia gracias a una gran actuación de Platini. Alemania se deshizo de Marruecos (primera selección africana en pasar de primera ronda) con un gol de Matthaus en el minuto 87. Bélgica dio la campanada al eliminar a la URSS en la prórroga a pesar del hat-trick de Belanov. Brasil destrozó a Polonia y Argentina no tuvo problemas en deshacerse de Uruguay. También se colaron en cuartos mexicanos e ingleses. Sólo quedaba un partido por disputar: España se jugaba el pase ante la sorprendente Dinamarca.


La desconfianza era palpable. A pesar de las buenas sensaciones que la selección había dejado en la primera fase, la historia decía que España se desinflaba en las grandes citas. Aquella tarde de Querétaro fue un punto de inflexión en la historia de nuestro fútbol. Butragueño, cuya titularidad había sido puesta en entredicho por los periodistas de turno, marcó cuatro goles e inició su leyenda (foto). España arrolló (5-1) a Dinamarca y atemorizó al resto de selecciones. Las calles se llenaron de gritos: "¡Oa, oa, oa, el Buitre a la Moncloa!". Como suele suceder en nuestro país, desde aquel instante las expectativas se dispararon.


En cuartos de final a España le esperaba la selección belga que había dejado a Holanda fuera del mundial por segunda vez consecutiva. Venía de vencer en una dura prórroga a la URSS y aparentemente, España era favorita para acceder a semifinales. Pero esa etiqueta nunca le sentó bien a los hispanos. La selección jugó excesivamente nerviosa, presionada, agobiada... Bélgica se aprovechó de ello para adelantarse con un gol de Ceulemans. Juan Señor, en el 85, empató el partido desde fuera del área y desató la locura en España. Con los belgas muy tocados físicamente, todo apuntaba a que la selección podía ganar el partido en la prórroga. Pero no fue así. El encuentro se resolvió en los penalties y allí nació la triste relación de España con la tanda maldita. Eloy falló el suyo y los belgas anotaron los cinco. Pena máxima para un país tristemente acostumbrado a las decepciones.


Otros dos partidos de cuartos de final se resolvieron en los penaltis. En el primero de ellos, Brasil se había adelantado con gol de Careca. Pero Platini, insistiendo en su afán de robarle protagonismo a Maradona, empató el encuentro. En la segunda mitad, el portero francés Bats derribó a Branco dentro del área. Zico ejecutó el penalty que pudo darle la clasificación a Brasil, pero el propio Bats adivinó la intención del diez brasileño y detuvo el disparo (foto). El partido se fue irremediablemente a la prórroga y luego a los penaltis en donde Zico sí acertó a marcar el suyo. Sin embargo, los fallos de Sócrates y Julio César hicieron que Francia se colase en la semifinal. El fútbol le dio a Francia lo que le había quitado en el 82. Además, Alemania eliminó a México en su partido de cuartos (también en los penaltis) y le daría a los franceses la posibilidad de tomarse su particular revancha tras la eliminación de Sevilla cuatro años antes.


El último partido de cuartos que nos queda por repasar, es probablemente el más recordado de la historia de los mundiales. Diego Armando Maradona puso el Azteca del revés con dos jugadas tan distintas como geniales. Pero antes de nada vamos a ponernos en situación. Argentina e Inglaterra se enfrentaban en algo más que un partido de fútbol. El recuerdo reciente de la triste Guerra de las Malvinas marcó el encuentro desde la ceremonia de los himnos hasta el pitido final. Para los argentinos era una cuestión de honor. Habían perdido las islas, pero no estaban dispuestos a perder también un mundial. Tras una primera parte que terminó con empate a cero y con un Maradona especialmente motivado, llegaron los cuatro minutos más mágicos de los mundiales. Corría el 51 de juego cuando Maradona, tras dejar atrás a tres rivales, inició una incursión en el área tirando una pared con Valdano. El balón tocó en un defensa inglés y llegó bombeado de nuevo hacia Maradona. Shilton, el arquero británico, saltó al mismo tiempo que el "Pelusa". A pesar de la diferencia de altura, Maradona tocó el balón (aparentemente con la cabeza) y el cuero se coló en la portería de Inglaterra. Inmediatamente una nube de jugadores ingleses avasallan al colegiado tunecino Bennaceur. Éste, tras consultar con su asistente, da el gol por válido. Maradona levanta el puño hacia la grada en un gesto que delataría la trampa. El balón había sido empujado con la mano (foto). Tras el encuentro, la prensa preguntaría al crack argentino si el gol había sido legal. Maradona contestó lo siguiente: "Ha sido un poco con la cabeza y un poco con la mano de Dios".

Cuatro minutos después Maradona nos reservaba otra sorpresa. Y vaya sorpresa... Con los ingleses heridos en su orgullo, Diego recibe la pelota en su propio campo de espaldas al arco. Con un formidable gesto técnico se deshace de dos rivales y encara la portería contraria. Arranca por banda derecha con la pelota siempre pegada al pie izquierdo. A medida que avanza va dejando rivales atrás. Primero un recorte hacia dentro que rompe a Reid y después un suave toquecito para burlar a Butcher. El meta Shilton sale a tapar el uno contra uno y Maradona le tira al suelo con un nuevo recorte. A puerta vacía marca su segundo gol (foto). Una obra de arte al alcance sólo de un superdotado. Un tanto que se convirtió de inmediato en el más bello de los mundiales. El gol del siglo. No había duda... Maradona asaltaba el trono.

Inglaterra, además de aplaudir, buscó el pichichi para Gary Lineker. En el minuto 80 el delantero del Barcelona acortó distancias y se aseguró el trofeo al máximo goleador. Poco después el árbitro señaló el final de un partido que Maradona convirtió en leyenda. Argentina, con un jugador estratosférico en su plantel, pasaba a ser el gran rival a batir.


La primera semifinal volvió a enfrentar a Francia y Alemania. Ambos llegaban en las mismas condiciones que cuatro años atrás. Francia como favorita practicando un fútbol de salón y Alemania con la competitividad y la potencia por bandera. A los nueve minutos Brehme lanzó una inocente falta desde el borde del área que Bats se tragó de manera incomprensible. Curiosamente, una cantada idéntica de Arconada dos años antes, le había dado la Eurocopa a los franceses. Cosas que tiene el fútbol... Los "blues", lejos de rendirse, tiraron de repertorio para poner en marcha su mejor fútbol. Con Alemania encerrada en su campo las ocasiones de Francia se sucedían. Pero unas veces por la inocencia de los delanteros y otras por la contundencia de la defensa, el caso es que no había forma de perforar la meta de Schumacher. Francia se estrellaba una y otra vez en el muro alemán (foto). De nada les había servido dejar en la cuneta a italianos y brasileños. El destino les volvía a negar una final. Ya en los últimos minutos, con los franceses desesperados, Voller marcaba el segundo hiriendo aún más el orgullo francés.


El otro finalista saldría del partido entre Bélgica y Argentina. En palabras de Bilardo, técnico argentino, Bélgica había derrotado al peor rival que podía tener Argentina en la semifinal: España. De hecho, se dice que cuando Bélgica marcó el penalty decisivo que eliminó a los españoles, Bilardo le dijo a sus jugadores: "Estamos en la final". El encuentro ante los belgas le dio la razón. Argentina ganó sin problemas con una nueva clase magistral de Maradona. Diego anotó dos magníficos goles para meter a los suyos en la finalísima del Azteca.


Era un 29 de junio de 1986 y todo estaba preparado para coronar a Maradona. Alemania era un mero invitado de excepción. A los pocos minutos de juego el argentino Brown (suplente en el Murcia) anotaba de cabeza para poner por delante a los suramericanos. En el 55 Valdano tras una cabalgada espectacular marcaba el 2-0. Hasta entonces, Argentina ni siquiera tuvo que recurrir a las genialidades de Maradona para resolver el partido. Beckenbauer, ahora técnico alemán, ordenó a Matthaus vigilar continuamente a la estrella argentina. Con este panorama, Maradona bajó sensiblemente su rendimiento. Con el 2-0 todo parecía sentenciado, pero Alemania nunca se rinde. En seis minutos empataron el encuentro con goles del eterno Rummenigge y el potente Rudi Voller. Pero era el mundial de Maradona. Diego Armando no podía ser coronado rey y quedarse sin copa. Así que en el minuto 83 filtró un excelente pase para Burruchaga que fusiló a Schumacher. Argentina era la campeona del mundo y el mundial de Maradona tuvo un final feliz.

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